Escrito por : carlosgaralo jueves, 21 de marzo de 2013



Siguiendo con la campaña anual general de Pastoral Juvenil “Una casa para ti”, proponemos como lema y motivo central de la Campaña Vocacional 2013 el slogan “Una casa diFErente”, a través del que queremos trabajar dos núcleos de interés que debemos relacionar desde la clave vocacional tratada de modo general y de modo específico: la “casa” y la “fe”.


CASA

Partimos de tres registros de significados cuando hablamos de CASA en esta campaña.

La Casa somos nosotros

El ser humano recibe de Dios un proyecto de vida que va manifestándose a lo largo de los años. Las ideas vocacionales, desde los primeros años pero especialmente en la adolescencia y juventud, van ocupando un espacio en nuestra inteligencia, en nuestros sentimientos y en nuestra vida espiritual. Solo el crecimiento y la maduración personal permiten que las preguntas vocacionales puedan situarnos en una perspectiva creyente.
No estamos al mismo nivel de maduración cuando preguntamos y respondemos estas preguntas: ¿Qué me gustaría hacer en la vida? ¿A qué quiero dedicarme? ¿Veo alguna necesidad del mundo o de los jóvenes a la que quiero responder? ¿Qué me está pidiendo Dios? ¿Qué me estás pidiendo Señor? Es evidente que hay una gradación. Con los años se van haciendo más personales las preguntas, también las preguntas vocacionales. Si en primer lugar son cosas que me atraen, después puedo descubrir que la vida tiene sentido y merece la pena dedicar la vida a algo que merezca la pena, pero en alguna ocasión puedo descubrir que Dios tiene una propuesta para mí, este es el salto de la fe, que me va a hacer plenamente feliz, porque Dios piensa en mí con amor pleno.

 La Casa es la Iglesia

Este es el segundo registro de significados respecto a la palabra CASA que sugiere el slogan. En esta Casa, en esta Iglesia, Dios se hace presente en medio del mundo. Los cristianos, unidos por la Fe, buscamos la manera de ser fieles a Dios y ponemos nuestras cualidades al servicio de todos los hombres, para hacer posible ese mundo que Dios ha soñado desde el comienzo.
Muchos cristianos a lo largo de la historia han sentido la llamada, ¿a quién mandaré?, y han respondido con generosidad, aquí estoy Señor para hacer tu voluntad, de esta manera muchos cristianos también hoy son motivo de alegría y de esperanza para este mundo. Vivir en esta Casa, en esta Iglesia, nos ayuda a poder escuchar mejor la llamada del Señor.

La Casa es toda obra salesiana

Este es el tercer registro de significados respecto a la palabra CASA. Sobre la obra salesiana, a la que llamamos Casa porque esta palabra destaca la cercanía y familiaridad características del carisma, decimos que educa, evangeliza, encamina para la vida, es cauce de optimismo y diversión (CC 40). En la Casa salesiana Don Bosco destaca con luz propia. Él Señor nos dice a la familia salesiana que eduquemos con el corazón de Don Bosco quien nos recuerda que “la educación es cosa del corazón”. Un corazón lleno de caridad y con un rostro de bondad.
“Cerca o lejos, yo pienso siempre en vosotros. Uno solo es mi deseo: que seáis felices en el tiempo y en la eternidad. Este pensamiento y deseo me han impulsado a escribiros esta carta. Siento, queridos míos, el peso de estar lejos de vosotros, y el no veros ni oíros me causa una pena que no podéis imaginar. Por eso, habría deseado escribiros estas líneas hace ya una semana, pero las continuas ocupaciones me lo impidieron. Con todo, aunque falten pocos días para mi regreso, quiero anticipar mi llegada al menos por carta, ya que no puedo hacerlo en persona. Son palabras de quien os ama tiernamente en Jesucristo y tiene el deber de hablaros con la libertad de un padre. Me lo permitís, ¿no?… Pero ya no oía gritos de alegría y canciones, ya no veía aquel movimiento, aquella vida de la primera escena” (Carta de Roma).

 

FE

La segunda palabra destacada en el slogan es la palabra FE. No podemos olvidar que cuando iniciemos esta Semana Vocacional estaremos de lleno en el año de la fe. El Papa propone la imagen de una puerta. Una imagen que nos va como anillo al dedo. No es posible una casa sin puerta. Al utilizar esta puerta, la puerta de la fe, nos introducimos en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia. ¿Cómo se pasa el umbral de esa puerta? Se cruza cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna. La fe crece y se fortalece creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios.

@Aldaba1985

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