Desde hace más de tres décadas, la asociación juvenil Aldaba viene trabajando a favor de los más jóvenes de Utrera, proponiéndoles una amplia oferta lúdica y formativa basada en los valores del

Bajo el título «No dudaría en volver a reír», centra sus esfuerzos en 34 menores, de entre 5 y 15 años, así como en sus familias, que tienen su lugar de residencia en torno a la barriada La Paz. Es una acción que persigue ofrecer a todos los beneficiarios una alternativa de ocio y tiempo libre que les ayude a desarrollarse personalmente de manera integral, a mantener relaciones humanas constructivas dentro de los grupos sociales a los que pertenecen, y al desarrollo de su propia comunidad.

Se trata de un proyecto de gran envergadura, que se desarrolla a lo largo de todo el año, siendo posible gracias al apoyo que muestran numerosas personas, entidades y administraciones, como es el caso del Ayuntamiento de Utrera. Según el balance del curso 2014, que ha dado a conocer Aldaba, la inversión ha ascendido a 19.400 euros. Este presupuesto permite prestar atención diaria a los niños y adolescentes, desarrollar la escuela de jóvenes y adultos, y poner en marcha el campamento y la escuela de verano.

A lo largo del último año, los chavales recibieron refuerzo educativo, participaron en distintos juegos y actividades deportivas, merendaron cada tarde, formaron parte de varios talleres, y protagonizaron un nutrido ramillete de excursiones formativas y lúdicas. A ello se une la escuela de verano que este año volverá a programarse y que, durante el mes de julio, hace posible que los niños sigan teniendo su punto de encuentro, con un desayuno diario, actividad física y refuerzo escolar, educación en valores, hábitos de higiene,… El broche llega con un campamento durante cuatro días que, en esta ocasión, llevará a los beneficiarios a Campobosco, en la provincia de Córdoba.

Junto al presupuesto con el que cuenta Aldaba, este proyecto es posible gracias al trabajo altruista de numerosas personas, que están involucradas en el mismo. Un total de 15 voluntarios han dedicado su tiempo, a los que se suman otros 10 que realizan la merienda a diario para que los niños estén correctamente alimentados. Mientras, la escuela de verano cuenta con el respaldo de más de 30 personas.

Pero la labor de «No dudaría en volver a reír» no se centra exclusivamente en los más jóvenes, sino que también trabaja en el entorno de los mismos. En concreto, durante el pasado año se ha desarrollado un escuela de familias en la que han participado 34 adultos en algunos de los talleres propuestos, con sesiones de orientación legal, enriquecimiento personal, alfabetización y graduado escolar, orientación familiar, informática, cocina, manualidades, costura, risoterapia,… así como diversas visitas.